Actualmente, la recuperación de las carteras por parte de instituciones financieras o despachos especializados en la cobranza judicial o extrajudicial ha sido mucho más difícil y complicada.
La situación que viven miles de negocios desde micro hasta grandes empresas debido a la caída de la economía, y además de estar en algunos de los sectores más afectados por la pandemia, ha hecho que la labor y el negocio de la cobranza en el país sea un tema clave.
A diferencia de otros años, hoy la recuperación de las carteras por parte de las instituciones financieras o los despachos especializados en la cobranza judicial o extrajudicial ha sido mucho más difícil y complicada, y no es para menos, entre la baja actividad económica y principalmente la falta de liquidez y la incertidumbre sobre el avance de la vacunación que impide también una recuperación más rápida han hecho que la cobranza y recuperación de cartera de pequeñas y medianas empresas que están endeudadas sea todo un arte.
Según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, las deudas con tres meses de atraso tienen 77 por ciento de probabilidad de recuperación; deudas entre tres y 12 meses, 45 por ciento de probabilidad de recuperación, y las de más de 12 meses baja drásticamente a 23 por ciento de probabilidad de recuperación.
Ante este panorama, que sigue sin ser claro, se deben aplicar todo tipo de estrategias, innovadoras y sobre todo adaptables, si es que se quiere recuperar algo de lo prestado y también mantener un historial crediticio aceptable.
Pero, ante el momento también complicado, considera que las empresas de cobranza deben persuadir sin confrontar a los deudores, pero aplicar también herramientas tecnológicas como programas, algoritmos, call center, entre otras herramientas según el caso, para anticiparse y buscar asesorar a las empresas sobre cuál es el mejor camino a seguir.
Negociar la deuda que hayan obtenido hace unos meses, hace un año, hace dos años es muy importante, tanto para el que otorga crédito como el que recibe el financiamiento; ante una empresa que ya no puede pagar, lo más recomendable es negociar y tratar de pagar aquellos préstamos que tengan una tasa de interés mayor o más penalidades y aquellos adeudos que permitan la continuidad de funcionamiento de cada empresa.